jueves, 8 de agosto de 2013
Carta a los peregrinos - Concordia
“UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA
HACIA DIOS” Nuestro Camino de Fe
II PEREGRINACIÓN DE CONCORDIA (Fraternidad)
Querida Fraternidad,
Os escribo antes de iniciar nuestra Peregrinación para presentárosla y animaros a ella teniendo un solo corazón y una sola alma.
Esta convocatoria ha tenido algunas variantes. Comenzó siendo una Caminata desde Montefalco a Casia, que no se descarta en el futuro; se transformó en peregrinación familiar, pues en el proyecto anterior se echaba en falta la posibilidad de viajar en familia, para transformarse en una peregrinación más abierta a todos los miembros de nuestra Fraternidad e, incluso, a amigos o alguna persona cercana. En este punto estamos. Somos muchos, pero los suficientes para llevar a cabo un plan con la confianza en que no nos desborde. Y…nunca somos tantos como desearíamos ser, con tal de que estas actividades comunes sean un espacio de encuentro con el Señor y con lo que Él quiere para todos nosotros.
Llamaremos a este encuentro PEREGRINACIÓN DE CONCORDIA, como la que hicimos un grupo más pequeño hace dos años. CONCORDIA es la traducción a una única palabra de nuestro “un solo corazón y una sola alma”, que a S. Agustín le fascinó de la primera comunidad de Jerusalén (Hch 4, 32). Vivían todos teniendo “un solo corazón y una sola alma” es el modo de vivir la peregrinación por esta vida, a lo que Agustín añade: hacia Dios (Regla de S. Agustín, 1, 1). Y es ese “hacia” el que da el sentido de nuestra peregrinación. Destino y camino son las primera claves con las que contamos.
Y CONCORDIA es también para nosotros todo un programa de vida, una llamada de Dios a cada uno para que viva y dé la vida por el ideal de la Unidad, de la Concordia entre los hombres, de la Comunión. Esto es también un destino, una meta, a la que muchos hombres no llegan nunca, se niegan a ella, la encuentran demasiado difícil, lejana, imposible. Y es que esta meta tiene hitos insustituibles, irrenunciables: la adhesión a Jesús que es el Camino hacia la Comunión con el Padre, la Compasión por el hombre, especialmente en sus debilidades, el perdón y la reconciliación, la búsqueda de la paz de Dios… Todo esto son pasos imprescindibles hacia la verdadera y única Comunión entre nosotros y con Él.
Esto es lo que vamos a vivir en estos días. Esta es nuestra llamada particular en la Iglesia y ante este mundo que tanto necesita de personas que sean pacificadores, mediadores de paz y de concordia… en los asuntos más menudos de la vida cotidiana y los más complejos que pueda haber en ella. El hilo de oro de la Concordia irá tejiendo los días de la Peregrinación.
1er HITO (Días 17- 18). PREPARACIÓN. Los días de partida, de salida de nuestras casas, de viaje en autobús, nos ayudarán a prepararnos por dentro y por fuera. Los largos tiempos de autobús nos darán la oportunidad de descansar, de compartir, de vivir experiencias al unísono, de silencio y oración, de lectura, de contemplación de paisajes bellísimos… de alegría y de juego, de diversión fraterna, de sorpresas increíbles. También será un tiempo duro de cansancio y una cierta inquietud, de expectación y de paciencia. Será el momento de hacer presentes nuestros “desacuerdos”, nuestra falta de unidad, nuestra necesidad de una conversión a la concordia que la vida a veces no hace fácil.
2º HITO (Días 19- 20). CONFESIÓN DE FE. En Roma, con Pedro haremos una confesión de Fe juntos, recitaremos el CREDO con un solo corazón y una sola alma, dando gracias al Señor por la fe recibida de otros, que nos ha llegado pro una cadena interminable de testigos, desde los primeros a los últimos, que pueden ser personas que ahora mismo, en esta peregrinación, tenemos muy cerca. Será un momento de verdadera FIESTA DE LA FE.
3er HITO (Días 21, 22, 23 y 24). CON LOS TESTIGOS. UNA SENDA DE PAZ Y CONCORDIA: Clara de Montefalco, Rita de Casia, Nicolás de Tolentino, Beatos Leccetanos. En Casia viviremos el DÍA DE LA RECONCOCILIACIÓN Y DEL PERDÓN en el Santuario dedicado a Santa Rita. Conoceremos la grandeza de esta MUJER DE PAZ, que deseamos proponer como modelo de vida e inspiradora de un modo evangélico de vivir en un mundo lleno de rencillas, discordias y divisiones. Ella nos mostrará cómo el perdón y no la venganza abren la puerta de paz. Esto mismo lo viviremos junto a Clara de Montefalco y a San Nicolás de Tolentino, el primer santo canonizado de Nuestra Orden de San Agustín, por aclamación popular. Los Beatos leccetanos nos harán descubrir la vida de nuestros Hermanos que compaginaron una preciosa vida de oración con el cuidado del hombre, con la compasión hacia los hombres que estaban alejados de Dios.
4º HITO (Días 25 y 26). RETORNO Y MEMORIA DE LO VIVIDO. Ahora los testigos seremos nosotros, los que hemos vivido una excepcional experiencia de Dios. En el camino de vuelta haremos memoria de lo vivido y nos lo contaremos como un hermano a su hermano, es decir, sabiendo que hemos recibido un don de nuestro Padre común y queremos compartirlo.
Un Don espléndido nos aguarda en este viaje, por ello os animo a que abráis el corazón para que en él quede custodiado aquello que el Señor quiere darnos. Abrámonos también al Don que nos llega del hermano. No hemos vivido aún una experiencia de cercanía tan grande durante tantos días. Será una OIKÓS larga, un encuentro familiar, en el que seremos padres-madres, hijos-hijas, hermanos-hermanas, como Dios quiere que sea toda la Humanidad.
Os invito a poner en manos de María, Madre del Buen Consejo, Peregrina de la Fe, nuestra Peregrinación. REZAD cada día para que sea un tiempo de gracia para todos. Yd haciendo la PREPARACIÓN de mochilas y de corazón… con INMENSA ALEGRÍA porque tenemos esta oportunidad, esta posibilidad, y no queremos desperdiciarla.
Con inmenso cariño, con toda mi unidad y con toda mi confianza en el Señor que es Quién nos ha llamado a buscarle como peregrinos, siguiendo los pasos de nuestros Padres en la fe.
Por los pasos de Pedro y los Apóstoles, por los pasos de Rita, Clara, Nicolás y todos los santos, por los pasos de los que nos preceden y acompañan… vamos HACIA DIOS.
Con un solo corazón y una sola alma. ¡HASTA MUY PRONTO!
M. Prado
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